El término estrés es muy amplio y abarca muchos aspectos de nuestra salud física y mental. Pero en términos sencillos, el estrés es una reacción biológica a una serie de desafíos internos y externos.
Cuando el cuerpo experimenta una respuesta de estrés, puede ser un poco diferente para cada persona, pero algunos signos comunes de estrés incluyen frecuencia cardíaca elevada, tensión muscular, dificultad para respirar y aumento de la presión arterial. Esto se debe a un aumento de hormonas como la adrenalina y el cortisol, que indican al cuerpo que entre en un estado de alerta.
La mayoría de las personas conoce los efectos a corto plazo del estrés. Sin embargo, una faceta del estrés que suele pasarse por alto es su impacto a largo plazo en la salud general, incluida la de la piel. Para comprender mejor esta relación, he aquí algunos datos que conviene saber:
Hecho 1: El estrés aumenta la inflamación de la piel
En un estado de estrés, los niveles de inflamación interna del cuerpo pueden aumentar rápidamente, exacerbando las afecciones inflamatorias de la piel como el acné, el eccema, la rosácea y otras. Además, se ha estudiado que la inflamación crónica acelera el proceso de envejecimiento, descomponiendo el tejido sano y dificultando la producción de nuevo colágeno por parte de la piel.
Hecho 2: El estrés disminuye la inmunidad de la piel
Otro efecto secundario de entrar en el modo de alerta es que el sistema inmunitario se sobrecarga, lo que dificulta la recuperación de enfermedades o lesiones. Por ejemplo, puede que notes que tu piel tarda más en recuperarse de un brote o en repararse tras una exposición excesiva al sol.
Hecho 3: El estrés provoca un exceso de producción de grasa
Durante periodos prolongados de estrés, el cuerpo suele liberar más cortisol, lo que puede hacer que la piel produzca más grasa. Aunque todos los tipos de piel necesitan grasa para funcionar, un exceso de grasa puede contribuir a congestionar la piel y aumentar el riesgo de acné.
Hecho 4: El estrés puede debilitar la barrera cutánea
Un componente importante de la salud de la piel es la hidratación, pero cuando los niveles de estrés son elevados, el aumento de la frecuencia cardíaca y la respiración pueden hacer que el cuerpo se deshidrate. Cuando esto ocurre, la piel es más propensa a sufrir una afección denominada pérdida transepidérmica de agua, que agota la humedad vital de la piel y compromete la salud de la barrera.
Cómo solucionar los problemas de la piel estresada
Si todo lo anterior te hace sentir aún más estresado, la buena noticia es que hay muchas cosas que puedes hacer para revertir los efectos del estrés en tu piel.
Algunos de los hábitos saludables que recomiendan los expertos para controlar el estrés son el ejercicio diario, una dieta equilibrada y prácticas de atención plena como el yoga o la meditación. También es posible que cualquier forma de cuidado personal -ya sea bailar, someterse a una elaborada rutina de belleza o dar un paseo por la naturaleza- pueda reportar beneficios positivos para la mente y el cuerpo.
En lugar de preocuparte por los detalles, lo mejor es dar prioridad a tu salud y felicidad, que siempre harán maravillas por tu brillo interior y exterior.